Uno
siempre tiene curiosidad de lo que nos deparará el futuro especialmente cuando un
año nuevo empieza, y así mismo uno quiere vivir mejor y aprender de los errores pasados.
En la antigua Grecia las personas
acudían al famoso oráculo de Delfos en busca de consejos y respuestas a sus
inquietudes. Algunos salían felices con los augurios mientras otros confundidos,
pero todos aquellos que visitaban Delfos estaban expuestos a dos máximas: “Conócete
a ti mismo” y “Nada en exceso.” Lejos de
las supersticiones y la ambigüedad de las profecías estas dos sabias frases eran
claras y tenían gran valor que ayudarían a cualquiera. Ambos consejos han traspasado las barreras
del tiempo, la cultura y el espacio, y también
han influenciado a sabios y son muy útiles para quienes quieran considerarlas.
Grecia
famosa por sus filósofos y por su rica historia repleta de dioses y mitología,
tiene entre sus hombres más destacados a Sócrates quien acuñó la celebre frase:
“La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia” o “Solo sé que nada sé.” Este pensamiento surgió como resultado de la profunda
introspección hecha por Sócrates y fue influenciada por la inscripción “Conócete
a ti mismo,” inscrita por los siete
sabios sobre el templo de Apolo en el oráculo de Delfos.
Querofonte,
uno de los amigos de Sócrates, preguntó al oráculo de Delfos si había en el
mundo alguien más sabio que Sócrates y el oráculo le contestó que no. El filósofo sorprendido al creer que no sabía mucho
se dedicó a hablar con personas eruditas de la ciudad de Atenas y se percató
que estos no sabían lo que creían saber, es decir, que ignoraban su propia
ignorancia, mientras que Sócrates al ser consciente de sus carencias era por lo
tanto más sabio que ellos.
La frase
"conócete a ti mismo" tuvo un profundo efecto en el filósofo griego y ayudó a forjar su
doctrina. La máxima se refiere al ideal de entender nuestro
propio comportamiento humano, nuestras debilidades y fortalezas y comprender
como se forja nuestra moral y pensamientos. Además recalca la importancia de la
autonomía en la búsqueda de la verdad. Así
mismo nos ayuda a darnos cuenta que entendiéndonos nosotros podemos comprender
a los demás ya que compartimos la misma naturaleza.
Por
otro lado la frase en Delfos “Nada en exceso” es un gran consejo para todos. El
rey Creso, como tantos otros, debió haberla seguido pero no lo consideró. El reino de Creso estuvo caracterizado
por los placeres, la guerra y las artes; este en preparación para invadir el territorio
persa quiso saber que le vaticinaría el oráculo de Delfos. La respuesta fue:
“Creso, si cruzas el río Halys, destruirás un gran imperio.” La excesiva ambición
del rey lo cegó y lo llevó a interpretar la respuesta ambigua como favorable
para él, sin embargo Creso perdió la guerra y su reino cayó bajo dominio persa.
Todos
sabemos que los excesos son malos, y que no nos conducen a vivir armónicamente
puesto que si hacemos demasiado algo tendremos debilidades en otras áreas de
nuestras vidas, puesto que nadie lo puede hacer todo y menos aún todo bien. Con los excesos tarde o temprano sacrificamos algo. Creso tenía
un reino amplio sin embargo su excesiva ambición le hizo perderlo todo.
Para
algunos la curiosidad por saber lo que
les deparará el futuro los lleva a creer en supersticiones y buscar
ayuda mística. Hasta ahora nadie puede
predecir el futuro correctamente y quizá lo mejor para nosotros sea valernos de
nuestro conocimiento personal y aprender de nuestro pasado para no cometer los
mismos errores, sabiendo que si somos moderados y evitamos los excesos viviremos
mejor. Tal vez el verdadero valor del oráculo de Delfos no estuvo en sus
profecías si no en los prácticos consejos inscritos en los templos, que son un
testamento de la sabiduría humana adquirida con tiempo y experiencia.