Es
entendible que después de pasar mucho tiempo en el invierno y en una
caprichosa primavera, la gente quiera disfrutar cada segundo del verano.
Sobre todo los latinos que venimos de países donde el clima es más
agradable, y no vemos la hora de deshacernos de abrigos y bufandas para
disfrutar plenamente del calor veraniego. Sin embargo, es impresionante
ver la cantidad de personas, sobre todo en nuestra comunidad, que
ignoran el terrible daño que el sol les puede causar si este no se toma
con medida o precaución.
El
astro rey es fundamental para la vida, y en pequeñas cantidades es
ideal para crear ciertos beneficios como mejorar el estado de ánimo y
sintetizar la vitamina D para fijar el calcio en nuestros huesos, entre
otros. Pero en dosis más altas el sol puede ser peligroso y puede
provocar quemaduras, enfermedades pigmentarias, fotosensibilidad, y si
es abusado hasta fotocarcinogénesis, que no es otra cosa que cáncer de
piel.
El
problema para los latinos está en que el melanoma, el tipo de cáncer de
piel más peligroso que existe, está en aumento y de acuerdo a la
Asociación Americana del Cáncer, los latinos generalmente tienen menos
probabilidades ser diagnosticados a tiempo. Aproximadamente sólo un
76.6% de hombres latinos sobreviven cinco años después del diagnóstico
en comparación con el 87% de blancos no hispanos.
La
radiación UV que produce el sol tiene efectos dañinos para la piel, por
lo que es indispensable usar protección solar con un alto índice de
factor de protección. Además las radiaciones solares son más penetrantes
de lo que creemos. Lastimosamente los días nublados y tener ropa puesta
no nos ayudan mucho puesto que las radiaciones traspasan la ropa y
llegan hasta la piel, y en días nublados 65% de las radiaciones igual
llegan, pues atraviesan las nubes. Incluso en las otras estaciones, y
hasta en el invierno, las radiaciones UV del sol pueden hacernos daño.
Lo
más terrible es que los efectos dañinos del sol como quemaduras,
envejecimiento de la piel, deshidratación, y daños celulares se acumulan
a través de los años. Sin embargo, está científicamente comprobado que
algunos daños pueden contrarrestarse y otros desacelerarse siempre y
cuando tomemos medidas preventivas. Y aquí vale recalcar que muchas
personas tienen la idea errónea de que porque están ya bronceadas o son
de piel morena no necesitan bloqueador y pueden estar bajo el sol todo
el tiempo que quieran sin ningún tipo de cuidado. Pues esto es una
equivocación ya que el sol seguirá causándoles daño. El bronceado, en sí
mismo, es una lesión leve a la piel donde la melanina ha reaccionado
para protegernos, y a medida que uno se siga exponiendo los daños
aumentarán y hasta podrían causar la muerte.
Hay algunas reglas sencillas para disfrutar saludablemente del sol y aprovechar sus beneficios:
• 15 minutos de exposición diarias de sol son más que suficientes.
• Busque la sombra y evite el sol durante las horas de mayor intensidad.
• Use protección solar diariamente, sobre todo si estará mucho tiempo
afuera y repita la aplicación de forma abundante y con frecuencia sobre
todo si se ha mojado o sudado.
• Use un sombrero, gafas de sol y una camiseta bajo el intenso sol y sobre todo cerca del agua.
•
Si tiene niños no los exponga al sol directamente, incluso en sus
cochecitos, y preocúpese de ponerles protección solar adecuada también.
•
Asegúrese de mantenerse hidratado. Educarnos y elegir un nivel de
protección adecuado para nuestro tipo de piel es una responsabilidad y
deber importante que nos debemos a nosotros mismos y a nuestras
familias.
En el mercado hay varias opciones de protección solar, desde
productos orgánicos sin químicos, hasta marcas muy sofisticadas y otras
genéricas en una variedad de precios.
Muchos abusan del sol porque simplemente ignoran sus potenciales daños.
Es
importante correr la voz e informar a otros que aunque el sol esté
brillando de una forma hermosa y parezca benigno, puede causarnos daños
severos si es que no nos cuidamos y limitamos nuestra exposición al
mismo. “Prevención y moderación” deberían ser nuestro lema cada verano.
Sin olvidarnos que las medidas preventivas deben tomarse en cualquier
momento del año mientras el sol esté brillando sobre nuestras cabezas.