martes, 9 de julio de 2013

¿Por qué abusamos del sol?

 
Es entendible que después de pasar mucho tiempo en el invierno y en una caprichosa primavera, la gente quiera disfrutar cada segundo del verano. Sobre todo los latinos que venimos de países donde el clima es más agradable, y no vemos la hora de deshacernos de abrigos y bufandas para disfrutar plenamente del calor veraniego. Sin embargo, es impresionante ver la cantidad de personas, sobre todo en nuestra comunidad, que ignoran el terrible daño que el sol les puede causar si este no se toma con medida o precaución.

El astro rey es fundamental para la vida, y en pequeñas cantidades es ideal para crear ciertos beneficios como mejorar el estado de ánimo y sintetizar la vitamina D para fijar el calcio en nuestros huesos, entre otros. Pero en dosis más altas el sol puede ser peligroso y puede provocar quemaduras, enfermedades pigmentarias, fotosensibilidad, y si es abusado hasta fotocarcinogénesis, que no es otra cosa que cáncer de piel.

El problema para los latinos está en que el melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso que existe, está en aumento y de acuerdo a la Asociación Americana del Cáncer, los latinos generalmente tienen menos probabilidades ser diagnosticados a tiempo. Aproximadamente sólo un 76.6% de hombres latinos sobreviven cinco años después del diagnóstico en comparación con el 87% de blancos no hispanos.

La radiación UV que produce el sol tiene efectos dañinos para la piel, por lo que es indispensable usar protección solar con un alto índice de factor de protección. Además las radiaciones solares son más penetrantes de lo que creemos. Lastimosamente los días nublados y tener ropa puesta no nos ayudan mucho puesto que las radiaciones traspasan la ropa y llegan hasta la piel, y en días nublados 65% de las radiaciones igual llegan, pues atraviesan las nubes. Incluso en las otras estaciones, y hasta en el invierno, las radiaciones UV del sol pueden hacernos daño.
Lo más terrible es que los efectos dañinos del sol como quemaduras, envejecimiento de la piel, deshidratación, y daños celulares se acumulan a través de los años. Sin embargo, está científicamente comprobado que algunos daños pueden contrarrestarse y otros desacelerarse siempre y cuando tomemos medidas preventivas. Y aquí vale recalcar que muchas personas tienen la idea errónea de que porque están ya bronceadas o son de piel morena no necesitan bloqueador y pueden estar bajo el sol todo el tiempo que quieran sin ningún tipo de cuidado. Pues esto es una equivocación ya que el sol seguirá causándoles daño. El bronceado, en sí mismo, es una lesión leve a la piel donde la melanina ha reaccionado para protegernos, y a medida que uno se siga exponiendo los daños aumentarán y hasta podrían causar la muerte.

Hay algunas reglas sencillas para disfrutar saludablemente del sol y aprovechar sus beneficios:

• 15 minutos de exposición diarias de sol son más que suficientes.

• Busque la sombra y evite el sol durante las horas de mayor intensidad.

• Use protección solar diariamente, sobre todo si estará mucho tiempo afuera y repita la aplicación de forma abundante y con frecuencia sobre todo si se ha mojado o sudado.

• Use un sombrero, gafas de sol y una camiseta bajo el intenso sol y sobre todo cerca del agua.

• Si tiene niños no los exponga al sol directamente, incluso en sus cochecitos, y preocúpese de ponerles protección solar adecuada también.

• Asegúrese de mantenerse hidratado. Educarnos y elegir un nivel de protección adecuado para nuestro tipo de piel es una responsabilidad y deber importante que nos debemos a nosotros mismos y a nuestras familias. 

En el mercado hay varias opciones de protección solar, desde productos orgánicos sin químicos, hasta marcas muy sofisticadas y otras genéricas en una variedad de precios.
Muchos abusan del sol porque simplemente ignoran sus potenciales daños.

Es importante correr la voz e informar a otros que aunque el sol esté brillando de una forma hermosa y parezca benigno, puede causarnos daños severos si es que no nos cuidamos y limitamos nuestra exposición al mismo. “Prevención y moderación” deberían ser nuestro lema cada verano. Sin olvidarnos que las medidas preventivas deben tomarse en cualquier momento del año mientras el sol esté brillando sobre nuestras cabezas.

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