martes, 9 de julio de 2013

Desintoxicación


Es lamentable ver y escuchar a personas que no pueden dedicarse tiempo a ellos mismos y que usan las excusas de que tienen demasiado trabajo, responsabilidades y otras personas de las que preocuparse. Muchas veces esta filosofía de vida termina enfermando física y psicológicamente a estas personas, pues este tipo de mentalidad sólo conduce a la autodestrucción. ¿Cómo justificar preocuparse de otros si uno no se cuida de uno mismo primero? ¿Por qué tanta gente cae en esta trampa? La realidad es que muchas personas en esta sociedad se sienten culpables o incapaces de tomarse un tiempo para velar por su propio bienestar por las presiones que el medio, y a veces hasta sus mismas familias, les pone. Sin embargo, uno tiene que consentirse y darse tiempo para sí mismo, pues esto es algo indispensable para poder vivir plenamente, pensar con claridad y mantenernos física y mentalmente saludables.
 
Obtener un equilibrio en nuestro ajetreado ritmo de vida es necesario si no queremos, por ejemplo, terminar en con una enfermedad que pudo evitarse si hubiésemos tenido una mejor dieta o tiempo para ejercitarnos; en pocas palabras, mejor trato con nosotros mismos. Ade más en este mundo tecnológicamente avanzado uno debe tener cuidado de no caer en la trampa de pensar que se está dedicado tiempo de calidad a uno mismo mientras se contestan mensajes o correos electrónicos que otras personas nos están mandando, donde posiblemente nos hablan de sus preocupaciones, lo que ellos quieren, o los deberes y responsabilidades que nosotros tenemos con otros, etc. Nuestro descanso y agudeza mental no serán las mismas si hay este tipo de distracciones.

Sólo cuando nos dedicamos tiempo de calidad a nosotros mismos, sin interrupciones del entorno, obtenemos paz mental y claridad verdaderas, y estas nos ayudan a comprender mejor lo que necesitamos y a alcanzar estas metas más fácilmente. Si uno encuentra armonía con uno mismo, puedes brindar armonía a otros. Si uno tiene claridad en su propia mente puede afrontar cualquier situación con mucha más calma, y de esta forma romper los ciclos viciosos de ansiedad que se presentan cuando uno se descuida de uno mismo. En pocas palabras, si hay bienestar en nuestro interior, existirá bienestar en nuestro exterior y en todo lo que hagamos, y sólo ahí es cuando podremos realmente ayudar de verdad a otros. Porque si algo es realmente triste, es ver a alguien fingiendo estar bien y tratando de ayudar a otros sin antes ayudarse a sí mismos.

Si uno encuentra que uno actúa de una forma por miedo a otros, o para tratar de agradar o satisfacer a alguien más, o si de alguna manera uno se está esforzando demasiado por otros y descuidando sus propias necesidades, algo debe cambiar pues esta no es la condición natural del ser humano y sólo nos llevará a convertirnos en personas amargadas, insatisfechas y frustradas, que tarde o temprano pagarán las consecuencias. Es triste ver a gente intoxicada de las necesidades y expectativas de otros y completamente indiferente a sus propias necesidades.

Sin importar cuántas ocupaciones uno tenga hay que encontrar una forma de encontrar un espacio en el día para preocuparse plenamente de uno. Eso no es egoísmo, no es tiempo perdido, no es frivolidad, no es falta de productividad y no es innecesario. A veces debemos olvidarnos de otros, de sus expectativas, de sus necesidades y deseos, para enfocarnos en los nuestros y no perder nuestro horizonte.

Cuando uno empieza a dedicarse mucho más tiempo, se dará cuenta que su vida se tornará más rica, plena y agradable en todo sentido. Con paciencia nuestras metas serán más fáciles de alcanzar y nuestras dolencias más fáciles de tratar y los demás empezarán a notarlo, y a revitalizarse también con nuestra sincera y genuina energía positiva y fortaleza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario