El
amor es bastante enigmático y complejo, y quizá por eso la figura
mítica de Cupido es todavía omnipresente cuando se trata de explicar
sentimientos. Lo que sí es seguro es que nos enamoramos con la cabeza y
no con el corazón, y que hay muchos científicos que siguen tratando de
descifrar lo que pasa en nuestros cerebros. Y vaya que es complicado,
por lo que me limitaré a compartir con ustedes algunos datos
interesantes sobre las pasiones humanas:
Nuestras
hormonas (sustancias producidas por células especializadas, cuyo fin es
el de afectar la función de otras células ) juegan un rol importantísimo
en la atracción y satisfacción que sentimos junto a alguien; así mismo
las feromonas humanas que son sustancias químicas producidas para
provocar comportamientos específicos en otros individuos.
En
la etapa de enamoramiento se manifiesta una liberación de dopamina y
noradrenalina que causa la excitación. Se dispara la feniletilamina la
cual produce euforia, ansiedad y alegría. El cerebro también produce
endorfinas, las cuales generan una sensación de bienestar, y se secreta
la llamada hormona del amor o mimo: la oxitocina.
Con
el tiempo terminamos acostumbrándonos a estas sustancias químicas por
lo que dejan de surtir efecto y disminuyen. Entonces si hemos sabido
crecer nuestra relación (a base de diálogo y compartir cosas juntos)
comienza otra etapa, la del compromiso, donde actúan otros químicos
tranquilizadores: la endorfina y vasopresina, que estimulan la formación
del contacto emocional. La oxitocina sigue presente.
Según
cálculos de la investigadora norteamericana Dorothy Tennov la duración
del amor romántico, desde el flechazo inicial hasta cuando hay un
“sentimiento de neutralidad”, tiene un periodo que varía entre 18 meses y
36 meses.
En
el enamoramiento hay una idealización de la otra persona, eso hace que a
veces las personas se unan casi sin conocerse. Tiempo después, la
persona dice que su pareja cambió, pero en realidad su pareja sigue
siendo igual, solo que “el amor” pudo haber “cegado” a la persona Helen
Fisher, profesora en el departamento de Antropología de la Universidad
Rutgers de Nueva York, conocida como la antropóloga del amor, afirma
que en sus estudios han constatado que hay cuatro tipos de sistemas
cerebrales ligados a personalidades distintas que tendrían un papel en
el enamoramiento.
A) Mucha dopamina, equivale a una personalidad exploradora, curiosa,
energética;
B) Mucha serotonina, tiene una personalidad de constructor,
convencional, meticulosa;
C) mucha testosterona, es lógica, con gran
decisión, y
D) mucho estrógeno u oxitocina, es de personalidad
negociadora, imaginativa, compasiva.
Según Fisher han observado que las
personas que tienen una personalidad curiosa o una convencional tienden
a enamorarse de alguien que sea como ellas; en cambio, quien tiene una
personalidad donde domina la testosterona se sienten atraído por quienes
expresan mayores niveles de estrógeno y viceversa
El psicólogo e
investigador Arthur Aron de Stony Brook University es uno de los
científicos más reconocidos en el estudio de las relaciones
interpersonales. En sus investigaciones descubrió que una mirada profunda y duradera
puede activar una inmensa atracción. También según el Dr. Aron una de
las formas de mantener una relación fuerte con nuestra pareja, a pesar
del paso tiempo, es hacer cosas nuevas y emocionantes juntos ya que esto
estimulará la producción de químicos en nuestros cerebros que nos harán
sentir bien.
Además el Dr. Aron indica que es indispensable celebrar
los éxitos de nuestra pareja o hacer algo especial cuando han logrado
algo bueno, pues según sus investigaciones esto tiene tanto valor sino
más que el apoyo cuando algo anda mal.
Según
los científicos estar enamorado es excelente para la salud y para
mantenerse joven, y estos datos entusiasman a cualquiera a buscar
nuevamente el amor. Si ya se está con una pareja estable pues hay que
mirarlos a los ojos y hacer cosas nuevas y diferentes juntos para que
Cupido siga “disparando flechas” a nuestra relación.
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