El tema
de la privacidad y seguridad nacional es muy delicado y tal vez tan
complejo como la frase que el ex-secretario de defensa de los Estados
Unidos, Donald Rumsfeld, alguna vez usó: “Hay cosas que sabemos que
sabemos. También sabemos que hay hechos desconocidos conocidos; es
decir, sabemos que hay algunas cosas que no sabemos. Pero hay también
hechos desconocidos que desconocemos, aquellos que no sabemos que no
sabemos”.
En
pocas palabras, mientras más información uno pueda obtener de alguien o
algo, más control se puede tener sobre la situación y esto brinda
ventajas. No conocer algo es una desventaja y un peligro, y de una forma
Rumsfeld se refería a eso con la última parte de la frase. En el caso
del gobierno, es imperativo para este velar por la seguridad nacional y
por lo tanto se vale de varios métodos para obtener y administrar todo
tipo de información y descubrir lo impensable. El problema surge cuando
los ciudadanos dudan sobre en qué se está usando realmente esta
información y qué tan efectivos y beneficiosos son para la sociedad
estos métodos de recolección de inteligencia.
También queda la duda de si hay transparencia en las acciones o
resultados obtenidos. No habría problema si el gobierno fuese una
entidad indepen diente e incorruptible, el problema radica en que “el
gobierno” está compuesto por seres humanos con virtudes y fallas, y
muchas veces estas personas pueden estar ligadas a intereses de grupos o
tener su propia agenda.
Los
medios de comunicación y los informantes a través de la historia han
servido para crear un balance y para controlar las actividades del
gobierno y sus subcontratistas, y esto ha servido para enmendar leyes,
provocar cambios y analizar más detenidamente el rol de ciertas
estipulaciones y gobernantes. Asímismo para revisar y regular la
seguridad nacional, el espionaje, control de tecnologías y los derechos y
libertades de las personas. Por lo que no es del todo malo tener este
tipo de “vigilantes” y diseminación de información. Sin embargo, es
nuestro deber como seres humanos, residentes y ciudadanos demostrar
nuestra postura con respecto a estos acontecimientos y hacer valer y
respetar los derechos y libertades que creemos son indispensables para
nosotros.
Mark
Felt, quien fue agente del FBI, invoca las dos caras de la moneda: la
de denunciar al gobierno como informante filtrando información a
periodistas, y la de procurar seguridad nacional como parte del
gobierno. Por un lado Mark Felt desenmascaró las actividades del
Presidente Richard Nixon en el escándalo de Watergate, por lo que se lo
conoció como “garganta profunda”. Por el otro, tiempo después Mark Felt
ordenó allanamientos ilícitos a una casa de activistas que se creían
relacionados a la organización Weather Underground, violando así los
derechos civiles de estas personas.
Felt
dijo: “No reaccionar en contra de estas personas y saber de los
bombardeos de antemano sería simplemente poner los dedos en los oídos
para proteger los tímpanos mientras la explosión ocurre y luego comenzar
la investigación”. Al mismo tiempo admitió que quizá él era un “chivo
expiatorio” para la agencia, demostrando así que quien tiene toda la
información, tiene el poder.
De
cualquier manera Felt justificó sus acciones pues para él moralmente
protegían a la mayoría o lograban el bien superior. Y es aquí donde se
entra en el tema ético si el fin realmente justifica los medios, y pues
por supuesto habrá siempre mentes maquiavélicas que dirán que sí sin
importar las circunstancias, mientras otros se opondrán, creando así un
balance y control orgánico.
En
este mundo que es tecnológicamente más complejo y avanzado que antes,
la línea que divide la privacidad y derechos de las personas y la que
vela por la seguridad nacional y la prosperidad al parecer es más gris y
borrosa que nunca, pero así mismo ahora contamos con más fuerza y
rapidez para alzar nuestras voces y luchar por lo que creemos justo y
ético para nosotros y para otros. Este tema es muy complejo y por eso
mismo debe ser analizado y vigilado detalladamente, y ahora tenemos esa
oportunidad.
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