domingo, 10 de marzo de 2013

La conciencia plena: el aquí y ahora

 Nuestra sociedad nos inunda con información, noticias, chismes, ideales y expectativas. En nuestras vidas personales debemos balancear cada vez más responsabilidades y atender todo lo importante y no tan importante a nuestro alrededor. Estamos constantemente bombardeados de diálogo interno y externo, y esto hace que nuestras mentes se nublen o que miles de pensamientos recorran nuestra cabeza, agotándonos. Una forma de contrarrestar este tipo de niebla mental es despejando nuestras mentes de pensamientos no esenciales, sobre todo de los del pasado y el futuro, y la práctica de la conciencia plena es una excelente herramienta para lograrlo y beneficiar así nuestras mentes y cuerpos.

La práctica de la atención o conciencia plena, que en inglés se llama mindfulness, viene del budismo y se está usando en la meditación occidental y en la psicología para ayudar con una gran variedad de trastornos físicos y mentales. Entre estos la ansiedad, adicción, depresión y comportamientos compulsivos. Esta práctica nos puede ayudar a ver las cosas como son realmente, poniendo a un lado nuestros propios filtros como prejuicios, sentimientos, preocupaciones y estado de ánimo.
La conciencia plena nos enseña a enfocarnos en el aquí y ahora sin juzgar, en simplemente estar conscientes de nuestro estado interior, ayudándonos así a que nuestra carga mental se aliviane y logremos pensar claramente. 

Científicos de la Universidad de Wisconsin y UCLA, entre otras, han comprobado que la práctica de conciencia plena ayuda a cambiar las funciones cerebrales de las personas de forma positiva. Entre varios beneficios de la conciencia plena están:
• Incremento de las funciones cerebrales
• Mejoramiento del sistema inmune
• Control del dolor
• Ayuda con trastornos alimenticios y depresivos
• Mejor concentración
• Reducción de estrés y ansiedad 

Durante la práctica de la conciencia plena el objetivo principal es concentrarse por unos minutos en el presente y tomar conciencia de nuestros cuerpos, sensaciones, emociones e ideas. Sin embargo, debemos mantenernos apartados de ellos, como un observador que no juzga, y si pensamientos del pasado o del futuro nos inundan debemos dejarlos ir con compasión. Hay que tener claro que por un momento no hay nada específico que lograr, que sólo debemos estar allí en nuestro momento presente. En un comienzo la práctica es difícil pero es reconfortante y poco a poco se puede llegar a tener control y armonía de toda nuestra mente y cuerpo. 

Para lograr una pequeña práctica de meditación de conciencia plena:

• Encuentra un lugar tranquilo para concentrarte sólo en el interior mental de tu momento presente.
• Mantente en silencio e invita que a tu mente a tranquilarse y mantenerse quieta pero ten conciencia de tus pensamientos, y sin presión trata de dejarlos ir y que dejen de ser el foco de tu atención. Se paciente y no juzgues si te cuesta hacerlo.
• Intenta replicar esa quietud completa en tu mente. Comienza por siete minutos al día y adóptalo como una rutina diaria.
• Luego de cada práctica llena de agradecimiento tu interior, y vuélvete consciente de lo que te rodea. Trata de elevarte hacia un estado presente de gratitud y serenidad, pues esto te ayudará a apreciar las experiencias del día a día, a juzgar menos y disfrutar del aquí y ahora en silencio.

La conciencia plena es un momento contemplativo de nuestro interior y lo que nos rodea en el presente. Es observar sin juzgar y aceptar lo que se está experimentando. Es centrarnos en lo que sentimos y percibimos sin usar el lenguaje, pues el lenguaje y el análisis pueden influenciar lo real y agobiarnos. Ya hay demasiado diálogo externo e interno en nuestras vidas, demasiadas exigencias y responsabilidades, por lo que sólo observar y dejar que todo fluya de un modo natural por unos minutos, sin ejercer control alguno como nos enseña la conciencia plena es sin duda revitalizador para nuestras mentes y cuerpos.

http://npaper-wehaa.com/elplaneta#2013/03/08/?article=1835260

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