http://npaper-wehaa.com/elplaneta#2013/03/15/?article=1842185
Esta
semana una mujer me pidió un minuto para hablarme de la importancia de
ser un donante de órganos. Le sonreí diciéndole que estoy registrada
como donante y que de hecho un familiar mío tuvo un trasplante, y que
gracias a eso sigue con vida. La mujer sonriendo dijo que ella también
había sobrevivido gracias a un trasplante. Me contó que su donador fue
un amigo de su equipo de esquí, quién se ofreció a darle uno de sus
riñones. Ese instante me quedé pensando en la generosidad inmensa de ese
hombre, pues mayormente las personas reciben órganos de alguien
fallecido o mueren en la espera. Recibir órganos o tejidos de alguien
vivo es algo raro, es extraordinario. Es uno de los actos más altruistas
que uno puede realizar. Hay poquísima gente tan generosa y valiente que
pondría en peligro su vida para salvar a alguien más. Pues incluso la
decisión de ser un donante al fallecer es difícil de tomar.
A
decir verdad, yo decidí convertirme en donadora luego de que mi hermana
tuvo su trasplante. Antes lo había considerado, pero nunca había hecho
nada serio al respecto. No me había inscrito en ninguna lista, ni lo
había hablado claramente con mi familia. Muy pocas personas lo hacen. Si
me hubiese pasado algo, tal vez mis órganos no hubiesen salvado a
nadie.
En
momentos críticos, cuando cada minuto cuenta, es indispensable que
nuestros deseos de donar estén claros para que se proceda de la mejor
forma y sin traer más angustia y dudas a nuestras familias. Algunas
vidas son salvadas gracias a la generosidad y responsabilidad de
personas que dejan clara su decisión y deseo de donar vida, yo creo que
en el caso de mi hermana fue así. Y de una forma esa persona también
salvó a toda mi familia.
Los
órganos que uno puedo donar al fallecer son el corazón, riñones,
hígado, pulmones, páncreas e intestino delgado. Los tejido incluyen
corneas, piel, venas, válvulas del corazón, tendones y ligamentos. En el
caso de mi hermana, sus órganos vinieron de una persona joven que había
fallecido. En el caso de la señora vinieron de su amigo. Una persona
saludable puede convertirse en “donante vivo” dando un riñón o parte del
hígado, parte del pulmón (lóbulo), una porción de sus intestinos, y
medula ósea.
Los
“donantes vivos” son escasos y usualmente son familiares de quienes
necesitan el trasplante. Solamente uno de cada cuatro donantes no está
biológicamente relacionado con el receptor. Contemplar ser un donante
vivo, sobre todo para un extraño, es realmente un acto heroico de mucho
amor y valor.
Mundialmente hay una escases de donantes de órganos. Sólo en los Estados Unidos:
• Alrededor de 18 personas mueren cada día esperando un trasplante.
• Más de 113.000 personas están actualmente en la lista de espera de trasplante para salvar sus vidas.
• Cada 12 minutos una persona más es añadida a lista nacional de espera.
Es
importante tener en cuenta que: • Un donante fallecido puede salvar
ocho vidas con sus órganos y mejorar 100 vidas gracias a sus tejidos.
• Los receptores de órganos son seleccionados principalmente en base a necesidades médicas, ubicación y compatibilidad.
•
La prioridad de los doctores es salvar vidas cuando enfermos o heridos
llegan al hospital. Por lo tanto estar en la lista de donantes no pone
en peligro la vida de uno.
• Los costos de la recuperación y tratamiento del trasplante de órganos y tejidos, nunca pasan al donante ni a su familia.
•
A personas con enfermedades crónicas o serias y con antecedentes de
cáncer se les aconsejan que de cualquier manera se unan al registro de
donantes, pues podrían ayudar.
Uno
a veces cree que nunca necesitará un trasplante. Lastimosamente las
enfermedades pasan tarde o temprano al igual que los accidentes, y uno
puede requerir un trasplante en cualquier momento. Investiguen y
consideren ser donadores de órganos. Si más gente se registrase se
podrían salvar tantas vidas, incluso prescindir de “donantes vivos” y
hasta erradicar el mercado negro de órganos que trágicamente existe a
nivel mundial.
Que buen articulo! Claro y directo al grano.
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