lunes, 29 de abril de 2013

Nuestra Capacidad de Recuperación

http://npaper-wehaa.com/elplaneta#2013/04/19/?article=1876795


El ser humano tiene una capacidad de recuperación y resiliencia inmensas que los psicólogos han venido estudiando, junto con las emociones positivas, con más detalle en los últimos años al darse cuenta que estas características son tan importantes como las patologías y emociones negativas durante momentos de adversidad. Cuando apenas atravesamos una desgracia personal o colectiva podemos creer que nunca saldremos adelante; sin embargo está comprobado que la mayoría de personas cuentan con excelentes mecanismos de defensa para superar eventos terribles (guerras, muertes, enfermedades, amputaciones o desplazamientos, por mencionar algunos) e incluso para encontrar aspectos positivos, de crecimiento personal y colectivo, y de aprendizaje tras estas circunstancias.
 
La resiliencia, un término muy usado en la denominada psicología positiva, es la capacidad del ser humano de asumir con flexibilidad situaciones límites y de superar momentos de adversidad. Es la habilidad de sobreponernos a contratiempos e incluso salir favorecidos de estos. Y aunque no todas las personas tenemos la misma capacidad de recuperación y de control en momento de estrés, es indispensable saber que con apoyo y una actitud positiva y colaboradora las personas y comunidades pueden salir adelante rápidamente.

En Boston luego del trágico atentado durante el maratón nos hemos enfocado de manera colectiva en los aspectos negativos de este suceso, y esto es tan normal como experimentar emociones negativas. Las emociones negativas son nuestra defensa en contra de amenazas externas, y nos ayudan a enfrentarlas: el miedo es una señal de alerta ante incertidumbre y peligro; y la tristeza es una respuesta adaptativa ante una pérdida. Sin embargo, tenemos que saber que la perspectiva y actitud con la actuaremos afectará también nuestro proceso de recuperación, y es mejor optar por actitudes positivas y constructivas. 

El tiempo ayuda a curar heridas y a que el dolor y miedo disminuyan pero como apuntan varios estudios, si asumimos actitudes y emociones positivas: esperanza, serenidad, tranquilidad, alegría, placer; nuestra resiliencia y recuperación serán mayores y más rápidas. Pues estas emociones nos protegen y nos ayudan a ampliar nuestros recursos físicos, intelectuales y sociales, y a enfrentar amenazas. Uno puede optar por mortificarse, ser negativo y poco productivo, pero esto no nos ayudará. Aquí en Boston luego de este atentado podemos optar por las emociones positivas y por ser más solidarios y amables los unos con los otros y así construir una sociedad más unida y tolerante. 

En un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Chicago y Boston College tras los atentados de Nueva York de 2001, se encontró que la relación entre resiliencia y ajuste estaba mediada por la experiencia de emociones positivas. Experimentar emociones positivas nos protege frente a la depresión y nos ayuda a adaptarnos. La investigación demostró que las personas resilientes conciben y afrontan la vida de un modo más optimista, entusiasta y enérgico, son personas curiosas y abiertas a nuevas experiencias. Si no somos exactamente así, hay otros estudios que demuestran que podemos “copiar” o adoptar esas características y que recibiremos los mismos beneficios. 

Históricamente se ha tenido una predilección por enfoques negativos en vez de positivos en el ámbito de estudios y documentación luego de desastres. Como apuntan los investigadores Gillham, Seligman y Csikszentmihalyi, al enfocar mayormente la atención en patologías de experiencias traumáticas se ha ayudado a desarrollar una “cultura de la victimología” que ha llevado a asumir una visión pesimista de la naturaleza humana. Lastimosamente existen pocos estudios y documentación de los aspectos positivos luego de tragedias, pero por suerte hay evidencia empírica delante de nosotros, de que nuestra capacidad de recuperación es verdadera. Tenemos a Japón y a Alemania que son potencias culturales y económicas que superaron terribles guerras. Luego de su atentado Nueva York sigue siendo una ciudad vibrante y activa, y tendremos nuevamente una ciudad de Boston dinámica y sin miedo.

Es natural que durante los primeros momentos de una catástrofe nos enfoquemos en las debilidades del ser humano. Es natural concebir a los que sufren como víctimas, pero nuestros niveles de adaptación, recuperación y supervivencia nos demuestran que los seres humanos somos fuertes, y que si nos unimos y escogemos ser positivos seremos más fuertes aún, capaces de reinventarnos y resistir las adversidades que se nos cruzan, y se nos seguirán cruzando.

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