domingo, 19 de mayo de 2013

Guatemala: Pasado y Presente a Flor de Piel



Guatemala es quizá una de las naciones latinoamericanas con una de las historias políticas más complejas y violentas de los últimos tiempos. Parte de su población quiere olvidar la guerra civil de 36 años, las dictaduras, y dejar atrás su terrible pasado, mientras que otros se esmeran por traer a la luz y castigar a aquellos que en algún momento causaron sufrimiento a su propia gente, a la vez que otros excusan estos actos.  Desde que acabo la guerra civil en 1996 y especialmente desde las elecciones democráticas de 2011 Guatemala ha visto prosperidad; sin embargo, en los últimos días los recuerdos de días difíciles bajo el régimen del ex-dictador Efraín Ríos Montt, quien estuvo en el poder de 1982 a 1983, han venido a  revolver y dividir los ánimos de algunos sectores del país nuevamente.

El 10 de Mayo de este año un anciano Ríos Montt fue condenado a 80 años en prisión por crímenes de genocidio, siendo esta la primera vez que un ex-gobernante guatemalteco es encontrado culpable por crímenes contra la humanidad.  Controversialmente las noticias más recientes informan que un grupo de empresarios,  aglomerados en el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras, consideran que la decisión del Tribunal de condenar al octogenario Ríos Montt ha sido una equivocación. 

Esta defensa a favor Ríos Montt  ha causado indignación y ha alarmado especialmente a la población indígena del país que es la que fue mayormente afectada durante el gobierno de 17 meses de Ríos Montt.  En un comunicado emitido el pasado domingo y publicado en la página del comité de empresarios, el grupo dijo: “No se ha demostrado la intencionalidad específica del Estado por exterminar a un grupo étnico particular”. Además agregaron que hubo intervención e influencia extranjera presionando para condenar al ex-gobernante.

Desde enero de 2012 Efraín Ríos Montt ha aparecido en las cortes guatemaltecas y en el proceso se lo trató por miles de muertes, violaciones y desplazamientos indígenas. Finalmente luego de casi cuatro meses de litigaciones Ríos Montt fue encontrado culpable de que durante su régimen de facto se mataran a 1.771 indígenas y se desplazaran a casi 30.000 más.
Rigoberta Menchú, indígena guatemalteca y premio Nobel de la Paz de 1992 , quien ha trabajado primordialmente por la justicia social y respeto étnico-cultural de los indígenas guatemaltecos estuvo presente en el momento de la sentencia y se mostró complacida con la decisión del Tribunal. 

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay celebró el desarrollo pacífico del juicio y declaró: "A pesar de todos los obstáculos, interrupciones y numerosas impugnaciones legales que retrasaron el juicio, Guatemala ha demostrado al mundo y a su propio pueblo que es posible confrontar los crímenes del pasado y hacer justicia".
El espacio físico del tribunal que sienta a alrededor de 400 personas tuvo alrededor de 600 personas según miembros de la prensa, y cuando la sentencia fue dada se escucharon llantos de alegría y las palabras: “Justicia, Justicia” y “Sí, fue genocidio”.  Aunque el Tribunal ordenó disculpas oficiales y sugirió que el 23 de marzo, aniversario del golpe de Estado de Ríos Montt en 1982, sea declarado Día Nacional contra el Genocidio, y reconoció que miles de indígenas fueron asesinados, atacados física y/o sexualmente y despojados de sus propiedades, el gobierno no dará compensación económica o de tierras, siendo entonces la condena de Ríos Montt un acto más simbólico que nada. Sin embargo, en un país donde el sistema de justicia ha sido y es todavía frágil los eventos acontecidos son una demostración de esperanza y ejemplo, y un freno a la impunidad. 

Efraín Ríos Montt ha pasado los últimos días hospitalizados tras sufrir un desmayo el lunes. Aunque algunos han salido en su defensa, dejando en evidencia que durante regímenes de poder también hay gente favorecida, el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina declaró que está dispuesto a pedir perdón en nombre del Estado a la población indígena Ixil que fue víctima del genocidio, y de esta forma pretende mantener la paz y el orden que tanto le ha costado alcanzar a Guatemala.

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