http://npaper-wehaa.com/elplaneta#2013/05/10/?article=1897345
Es
sorprendente escuchar las cosas que pasan en la vida real, sobre todo
las causadas por otras personas. Sólo en los últimos treinta días hemos
escuchado noticias que parecen de mentira, sucesos que a veces creemos
que ni siquiera veríamos en libros o películas y que si fuesen usados en
esos medios tal vez criticaríamos como “imposibles”, pero la realidad
del mundo a veces impacta a todos. He ahí que el escritor americano Tom
Clancy acuñara sabiamente la frase: “¿La diferencia entre realidad y ficción? La ficción tiene mayor sentido”.
Por
ejemplo, quién se imaginaría que varias personas irónicamente perderían
sus piernas después de asistir o correr en un maratón donde se
plantaron bombas y que la ciudad suspendería sus actividades casi por un
día para atrapar a dos jóvenes sospechosos del atentado; lastimosamente
sabemos que esto ocurrió tras la tragedia del Maratón de Boston y que
además dejó muertos. Y quién creería que tres mujeres podrían ser
secuestradas por diez años a sólo tres millas del lugar donde fueron
raptadas, sin poder escapar y sin que nadie se diese cuenta de lo que
ocurría en la casa donde eran cautivas. Nuevamente, estas son las
tristes noticias que recientemente escuchamos de Cleveland, Ohio. Ambos
eventos reales son terribles y parecen provenir de un cuento de ficción
donde los sucesos se dan de tal manera que la suerte parece forzada y
las coincidencias o desgracias demasiadas.
Si
buscamos historias inverosímiles que son reales nos encontraremos
muchas que dejan a los escritores de crimen, acción, drama y terror como
novatos de la imaginación, pues nos toparemos con sucesos increíbles,
como por ejemplo personas que se unen a un culto y practican suicidio
colectivo, y por supuesto momentos históricos como la subida al poder de
Hitler y las crueldades del régimen Nazi que son quizá el paradigma más
grande de que la realidad puede ser increíble y peor que la ficción.
De
hecho varias películas están inspiradas o basadas en sucesos verdaderos
que parecen empujar los límites de la realidad y tentar la suerte;
algunas películas por supuesto exageran los momentos de acción y
tensión, pero en general son fieles a la esencia de lo extraordinario
ocurrido en la vida real. Sin acudir a importantes y lamentables
momentos históricos como guerras, regímenes, y monarquías donde abundan
historias reales que parecen de mentira, aquí hay algunos filmes basados
en sucesos sorprendentes:
Película: Atrápame si Puedes Un
joven sin mucha educación amasa una fortuna falsificando cheches y
haciéndose pasar por piloto, abogado y agente del gobierno, y en
múltiples ocasiones escapa a la autoridad.
Realidad: Frank
Abagnale Jr. se hizo rico falsificando cheques e identidades. Fingió
ser piloto, aunque no voló, pero ejerció como abogado y pediatra. Escapó
de custodia policial dos veces.
Película: La Serpiente y el Arcoíris Un
antropólogo visita Haití buscando una sustancia anestésica usada en el
vudú. Acabará convertido en un zombie y enterrado vivo.
Realidad: Wade
Davis, un etnobotanista y antropólogo canadiense, viajó a Haití a
investigar la historia de Clairvius Narcisse, quién fue declarado muerto
y enterrado en 1962 pero reapareció aletargado en 1978. Aparentemente
víctima de “zombificación”.
Película: El Informante Un bioquímico es amenazado por aparecer en un show y exponer a una tabacalera.
Realidad: Jeffrey
Wigand, ex-vicepresidente de investigación de la tabacalera Brown &
Williamson, apareció en el show “60 Minutes” exponiendo a la compañía
por hacer a los cigarrillos más adictivos. Wigand recibió amenazas de
muerte y fue acosado.
Quizá
otros títulos como “Erin Brockovich”, “Lo Imposible”, y “La lista de
Schindler” vengan a sus mentes. A veces cuando la naturaleza es la
causante de eventos increíbles y las personas experimentan calamidades
siempre hay un grado de admiración, pero cuando son otras personas o
grupo de personas las causantes de sucesos alarmantes el asombro es
mayor. A algunos de nosotros estas realidades terribles que parecen
ficción nos hacen reflexionar sobre lo poderosos que somos tanto para el
bien como para el mal, y nos hacen cuestionar por qué algunos optan por
el mal y causan innecesario dolor a otros.
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