lunes, 12 de noviembre de 2012

Los Fantasmas de lo Políticamente Correcto y Otras Frivolidades

 

Los Fantasmas de lo Políticamente Correcto y Otras Frivolidades

El derecho a la libertad de expresión es una de las cosas más importantes que tenemos como seres humanos, sin embargo a veces se nos olvida que este derecho puede y debe existir en ambas partes y todos los aspectos de la comunicación humana, no solamente en uno. Además hay que considerar que el derecho a la libertad de expresión no sólo se manifiesta en lo que decimos o pensamos, entre otras cosas, sino también en lo que escogemos vestir... incluso en Halloween.
A finales de octubre, aquí en los Estados Unidos, se escucha mucho hablar de que si un determinado disfraz es “políticamente correcto” o “incorrecto”. Esa frase sufre un desgaste inmenso ya que mucha gente considera que algunos disfraces no son adecuados y pueden resultar ofensivos para otras personas. El año pasado uno de los casos más conocidos de “political correctness” (algo políticamente correcto) fue cuando un grupo de estudiantes de la Universidad de Ohio promovió una campaña que mostraba jóvenes de diferentes culturas sujetando una foto de alguien (de otra cultura) disfrazado de geisha, mexicano, árabe y africano junto a un texto en inglés que traducido diría: “Nosotros somos una cultura. No un disfraz”. Más abajo se leía: “Este no es quien yo soy. Esto no está bien”.

La campaña se propagó gracias al esfuerzo grupal y a medios sociales, pero superó toda expectativa cuando Time Magazine, CNN, ABC News y el Huffington Post dieron cobertura a la iniciativa. Lo que sucedió después fue que la campaña y sus organizadores recibieron más críticas que apoyo. Miles de personas se molestaron y cuestionaron hasta dónde pueden llegar a aterrorizar los fantasmas de lo “políticamente correcto”. Lo cierto es que imágenes de esa iniciativa todavía circulan por Facebook, y que en este Halloween no van a faltar las geishas, gitanos, indios, actores, políticos y pordioseros de todas razas y culturas.
Mucha gente espera no ser juzgada y defiende su derecho a disfrazarse de lo que quiere, pero a la vez critica a los que lo critican, y se olvida que esa gente también tiene derecho a expresar su opinión y así se forma un círculo vicioso. Mucha gente señaló que el grupo de Ohio debió considerar también ofensivos los disfraces de “enfermeras sexis y vagabundos blancos” porque denigran a las mujeres y a la gente blanca pobre. Otros discutieron que deberíamos preocuparnos del sexismo y pobreza existentes en vez de criticar frivolidades, y allí hay mucho de verdad.
Aquí por lo menos tenemos derecho a defender lo que creemos, a criticar lo que encontramos mal, a celebrar o no fiestas. No olvidemos eso, que por lo menos tenemos derechos, y recordemos también que se necesita sentido común y tolerancia para todo, incluso para escoger disfraces. Pensemos también que el momento en el que perdamos el derecho de ser ofendidos y de ofender, va a ser el comienzo de la pérdida de todas nuestras libertades.
¿No somos acaso afortunados de elegir celebrar o no Halloween, de comer dulces, de escoger el disfraz que vestiremos, de tener libertad de expresión? Se nos olvida lo más importante: nosotros tenemos la suerte de celebrar mientras muchos están en guerra, de comer dulces mientras otros mueren de hambre, de escoger disfraces mientras muchos no tienen con que vestirse. Nosotros tenemos la suerte de poder expresarnos sin miedo, mientras otras personas no tienen ningún tipo de libertad, son censuradas y viven con verdadero terror, no el “terror” de Halloween. ¡Qué lindo sería ver campañas enfocadas en arreglar los problemas reales del mundo! Y a los medios de comunicación cubriendo esos esfuerzos. ¿No sería eso lo “políticamente correcto” por hacer?

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